PODCAST

Desatándote

¿Es incómodo para ti habitar tu cuerpo?

amarte
 

Esta es una pregunta que se ha presentado en mi vida múltiples veces.

La verdad es que siempre fui muy delgada y atlética, llegué a mi estatura actual, 1,67 mts, a mis 10 años. Cada oportunidad de correr, saltar o de hacer algún deporte era completamente irresistible para mi.

Aunque yo sólo me sentía como una niña, a los ojos de muchos era una mujer. Mientras algunos me criticaban porque disfrutaba demasiado la atención que me daba “mi figura” y decían que era “vacía” por cómo me veía. Otros decían que tenía que tener cuidado de ser provocadora y que no debía “mostrar” mi cuerpo para que las otras niñas no se “sintieran” mal. La verdad es que durante años sentí que mi cuerpo era muy incómodo de habitar.

Así en medio de mi adolescencia mientras estaba “mutando” con grandes dificultades, el tenis, que había estado en mi vida desde mis 3 años se convirtió en MI VIDA ENTERA.

Depronto mi cuerpo dejo de ser una incomodidad y se convirtió en una increíble herramienta.

Entrenaba 6 horas diarias para desarrollar las habilidades necesarias para poder competir profesionalmente como junior. Mi cuerpo se hizo más duro, más resistente, más capaz y ahí hice la paz con él (o eso pensé), por fin me servía en lugar de incomodarme.

A mis 18 años una lesión recurrente que fue tratada incorrectamente decidió que mi sueño de llegar al tenis profesional había finalizado. Las heridas que tenía y que no había sanado se empezaron a mostrar de nuevo.

Mi cuerpo nuevamente empezó a cambiar, ya no era la mujer atlética, fuerte y resistente que dedicaba 6 horas al día a mantener su cuerpo.

Escucha el episodio completo aquí

Ahora mi cuerpo se estaba haciendo suave y su forma cambió. En varios intentos de retomar esa figura probé entrenamientos intensos y demasiado exigentes sin tener mayores resultados porque siempre me lesionaba de nuevo.

Esto también me llevó a regímenes alimenticios muy restrictivos, tratamientos invasivos y hasta pastillas “para adelgazar”. No sabía cómo habitar mi cuerpo, no sabía cómo verme al espejo y sentir gratitud por todo lo que mi cuerpo hace a diario, ni siquiera sabía que había algo que valorar en mi cuerpo. Así me sentí por mucho más tiempo hasta que la vida me regaló a Mia, mi primera hija.

A mis 29 años sentí que toqué fondo en la relación con mi cuerpo. Después de dar a luz a Mia, no reconocía mi cuerpo, odiaba mi apariencia. Sin embargo, agradecía cada momento en que podía lactar a mi pequeñita, me llenaba de gratitud por mi cuerpo cuando me daba cuenta que muchas mamás a mi alrededor no tenían la fortuna de poder lactar a sus bebés.

Pensé que mi cuerpo tal vez y sólo tal vez estaba haciendo más cosas bien de las que yo reconocía. Cada vez que íbamos a un control médico y me daba cuenta que ella estaba bien, una voz me decía: “tú la gestaste, tú eres su alimento y ella está bien”.

Por fin lo entendí, mi cuerpo, es la casa en la que yo habito ES MUCHO MÁS QUE SU APARIENCIA. Al fin pude abrazar mi cuerpo, por fin pude verme al espejo y reconocer que sólo yo sé cómo se siente vivir en mi cuerpo. Sólo desde adentro se puede ver toda la magia sucede a cada instante dentro de mi.

Hoy puedo abrazar este cuerpo y quiero compartirte algunas palabras que tal vez puedas también leerle a tu cuerpo…

"Te agradezco por permitirme habitarte, te declaro como el templo más maravilloso para mi alma, agradezco que siempre sigues cuidandome, incluso cuando duermo, te pido perdón por todas veces que no me detuve a pensar en ti, reconozco cada cicatriz cómo un conquista.

Celebro cada estría cómo un recuerdo de transformación, prometo mantenerme conectada contigo y escucharte en el camino, te prometo celebrarte y atenderte ya que sólo yo puedo cuidar de ti".

Las ideas sociales de belleza, figura, salud, sensualidad y “cómo debe ser el cuerpo de una mujer” nos han llevado a desconectarnos de nuestros cuerpos al punto que no podemos habitarlos. Así que si te has sentido incómoda en tu cuerpo, tal vez estas páginas te ayuden a volver a ti.

Tu cuerpo es hermoso, único y si te das cuenta que quieres cuidarlo diferente a como lo estás haciendo, asegúrate que sea porque de verdad le estas dando amor. Tu cuerpo puede recibir amor a través de descanso, ejercicio, alimentos nutritivos y naturales, palabras amorosas en el espejo, suficiente agua, menos químicos y sobre todo a través de abrazos incondicionales de ti misma.

Este es un camino que a diario puede ser desafiante pero si lo recorres de la mano de tu cuerpo los resultados serán maravillosos.

ESCÚCHALO EN:

Si estás buscando una forma de cuidar de ti misma y mejorar tu bienestar...

Con esta membresía vas a poder contar con un apoyo terapéutico y herramientas, con un precio a tu alcance

Si estás buscando una forma de cuidar de ti misma y mejorar tu bienestar...

Con esta membresía vas a poder contar con un apoyo terapéutico y herramientas, con un precio a tu alcance

Quiero saber más